Olvídate de California y Ámsterdam: Este país quiere convertirse en el nuevo rey de la hierba

BANGKOK -
A varias horas de Bangkok, por una carretera serpenteante salpicada de casas de madera ornamentadas, entre campos de plantas de tapioca caídas y a través de un puente sobre el río Khwae, de color verde tinta, se alza en un claro un edificio de paneles blancos.
En uno de los lados hay pintado un mural estilo grafiti: Snoop Dogg fumando un porro.
Si todo va según lo previsto, el rapero de Long Beach no será la única conexión con California en este pedazo de tierra salvaje: una de las mayores granjas legales de cannabis de Tailandia. Los propietarios están esperando la aprobación para importar semillas de la Humboldt Seed Co. para cruzar marihuana tailandesa y californiana.

"Teníamos que tener a Snoop", dijo Ditwarin Kitchalong, de 38 años, supervisor de las instalaciones. "Todo el mundo sabe que es el padrino del cannabis".
"Este es un trabajo de ensueño", añade durante una visita a la granja desde un Jeep restaurado de la época de la Segunda Guerra Mundial. "Ojalá pudiera fumar todo el día, pero estamos demasiado ocupados".
Tailandia se encamina hacia un futuro en el que podría superar a Ámsterdam y partes de Estados Unidos como destino mundial tanto para el cultivo como para el consumo de cannabis.


Pero desde Bangkok hasta el enclave turístico de Phuket, también se percibe el inconfundible aroma del mayor mercado legal de hierba del mundo: California.
Las restricciones a la importación de hierba no han impedido que los dispensarios ofrezcan variedades de contrabando procedentes de California, como Tahoe Cookies, Gary Payton y Skittles. Alchemi Botanics, un pequeño dispensario del centro de Bangkok, cobra unos 65 dólares por un octavo de onza de lo que llama The OG y describe como un "Homenaje a Los Ángeles".
"Antes sólo conseguíamos variedades tailandesas", explica Prin Supasinsathit, de 30 años, que acaba de lanzar una marca de soluciones para la limpieza de cachimbas con la ayuda de su madre, una científica. "Ahora llega de California y Ámsterdam. Vivo en una casa de cuatro pisos y puedo oler esa Cali Kush desde la planta baja".
Un portavoz del Departamento de Control del Cannabis de California dijo que enviar cannabis -incluidas semillas y otro material genético- al extranjero está prohibido por la ley federal. La Agencia Antidroga de Estados Unidos (DEA) no respondió a la solicitud de comentarios.
Para muchos tailandeses y residentes de larga data, la repentina proliferación de dispensarios, cafés de hierba y consumo abierto de drogas es difícil de cuadrar con un pasado no muy lejano.
Tailandia solía ejecutar a los narcotraficantes -un castigo que aún aplican varios países de la región- incluso cuando era un importante centro de tránsito de estupefacientes. En una notable ofensiva que comenzó en 2003 y duró casi tres años, el gobierno dirigió una "guerra contra las drogas" que se saldó con miles de ejecuciones extrajudiciales.
Las cosas empezaron a cambiar en 2018, cuando Anutin Charnvirakul, jefe del partido populista Bhumjaithai y actual ministro de Sanidad de Tailandia, empezó a pregonar el uso medicinal de la marihuana.
Vio en el cannabis un potencial cultivo comercial, y su decisión de defenderlo fue un intento de ganar votos en su base política agrícola del noreste del país.

El expatriado estadounidense Colin Stevens es propietario de Sensii, un dispensario de marihuana en el barrio Asoke de Bangkok. "Estados Unidos siempre ha actuado con altanería respecto a las drogas", dijo Stevens, "pero no veo que hagan nada para impedir que llegue a Tailandia". (Lauren DeCicca / Para The Times)

Naviya, de 22 años, propietaria de un puesto de venta de marihuana en la calle Khaosan de Bangkok, prepara un porro para los turistas. (Lauren DeCicca / Para The Times)
Ese año, el día de Navidad, con una votación del poder legislativo, Tailandia se convirtió en el primer país de la región en permitir la marihuana medicinal.
Todo formaba parte de una estrategia -pionera en California- para lograr finalmente una legalización más amplia. En 2019, el partido de Anutin ganó suficientes escaños en la legislatura para empujar a la coalición gobernante hacia ese objetivo.
Las empresas extranjeras del sector del cannabis acudieron a Tailandia para llevar a cabo las diligencias debidas y estudiar la forma en que su experiencia en extracción, pruebas o producción de cannabis podría ser autorizada en este país de 70 millones de habitantes.

Las empresas tailandesas de cannabis operan en una tierra de nadie en la que el consumo recreativo no está explícitamente permitido ni prohibido. En ocasiones, las autoridades han inventado normas sobre la marcha. Un día, a finales de julio, los propietarios de los dispensarios se despertaron con la noticia de que el Gobierno arrestaría a cualquiera que vendiera marihuana sin licencia, a pesar de que nunca se había expedido ninguna. La orden fue rápidamente revocada.
Muchos en el sector están a favor de la regulación, pues la consideran una forma de separar a los actores serios de los que buscan hacer dinero rápido y de tranquilizar a los posibles inversores. Las normas sobre pesticidas, etiquetado e incluso mano de obra pueden ayudar a situar el sector en una senda más sostenible y evitar muchos de los males que afectan al negocio en California.
"No queremos ver esos problemas aquí", afirma Thomas Ansusinha, cofundador y director ejecutivo de Vertical High Farms, que explota instalaciones de cultivo de interior a las afueras de Bangkok.

El antiguo analista de datos prevé que su empresa y Tailandia se conviertan en un centro de investigación y desarrollo relacionado con el cannabis, y que marquen la pauta para la marihuana medicinal y recreativa.
"El objetivo es que nuestro producto sea reconocido como el de mayor calidad", afirmó Ansusinha en una reciente fiesta del sector celebrada en una azotea, donde los asistentes compitieron en una ronda relámpago de caladas de cachimba, exhalando columnas de humo hacia la noche.
Aunque las encuestas muestran que la mayoría de los tailandeses apoyan la legalización, muchos temen que se generalice el consumo de drogas y se ponga en peligro a la juventud. Por este motivo, el mes pasado los legisladores de la oposición pidieron que se volviera a penalizar el cannabis y rechazaron la legislación promovida por Bhumjaithai para dotar al sector de las normas y directrices de las que carece actualmente.

A pesar de la presión, pocos creen que Tailandia vaya a dar marcha atrás con el actual gobierno, no ahora que la élite del país se ha lanzado al sector. La auditora Deloitte Thailand ha descubierto que algunas de las mayores empresas del país ya se han sumado a la fiebre verde.
Un ejecutivo de una empresa de marihuana medicinal afirmó que desde California y Europa se estaba atrayendo a estudiantes tailandeses con conocimientos sobre el cultivo de cannabis. Y varios profesionales del sector dijeron que Cookies, una marca de cannabis con sede en San Francisco fundada por el rapero Berner, ha hecho una oferta para abrir un dispensario. (Un representante de Cookies no respondió a las solicitudes de comentarios).
Se espera que el cannabis genere entre unos cientos de millones de dólares al año y varios miles de millones, según a quién se pregunte. A diferencia de Estados Unidos, no hay leyes federales que impidan a los bancos u otras instituciones financieras trabajar con empresas de marihuana.
Tailandia tiene una larga tradición en el cultivo de la planta, sobre todo en el fértil noreste, donde se cultiva la famosa y potente Thai Stick, una variedad muy apreciada por los soldados estadounidenses destinados en Asia. La cepa sería posteriormente introducida de contrabando en EE.UU. en la década de 1970 por varios surfistas, hippies y veteranos militares, según el libro de 2015 de Peter Maguire y Mike Ritter titulado "Thai Stick."

Eso puede estar bien para los fumadores medios de hierba, muchos de los cuales son turistas extranjeros que buscan mejorar sus vacaciones en la playa y sus experiencias gastronómicas. La comida callejera tailandesa es un buen remedio para los antojos.
Pero la demanda de cannabis de alta calidad es cada vez mayor, y simplemente no hay suficiente cultivo nacional para satisfacerla. Por eso, dispensarios y cultivadores recurren a fuentes extranjeras de marihuana.
No es que California envíe siempre su mejor hierba.
"Los productos locales no son de gran calidad", afirma Stevens, propietario del dispensario Sensii. "Pero lo que viene de EE UU tampoco es de clase A. Es de clase C. Suele estar demasiado seco o sellado al vacío durante tanto tiempo que se vuelve denso como una roca. Envían el material que no pueden vender".
Wisan Potprasat espera fusionar las cepas tradicionales tailandesas con las últimas variedades californianas. Este ingeniero civil de 51 años, apodado "Cannaboss", dirige este extenso centro de cultivo cerca de Myanmar, donde el rostro de Snoop Dogg cubre el lateral del edificio del club, donde los visitantes pueden comer, beber y colocarse.

Equipado con una escultura de una hoja de marihuana de 6 metros de altura y un helipuerto para personalidades, el lugar evoca una especie de Área 51 para fumetas. En noviembre se celebrará un festival de música para consolidar el lugar como destino turístico cannábico.
Wisan lo bautizó como Centro Terapéutico Herbal River Kwae para destacar el potencial medicinal del cannabis.
El grupo también gestiona un centro de bienestar a varios kilómetros de distancia, donde los visitantes pueden recibir un masaje con aceite infundido de cannabis y comprar loción corporal de cannabis, jabón de cannabis, repelente de mosquitos de cannabis, crema para el sarpullido de cannabis y whisky tailandés "420″.
Fue en julio, en la International Cannabis Business Conference de Berlín, cuando Wisan conoció a los representantes de Humboldt Seed Co., un galardonado obtentor situado en el corazón de la mayor región de cultivo de cannabis del norte de California, el Triángulo Esmeralda.
Wisan les habló de su granja de 150 acres, equipada con docenas de invernaderos climatizados y con licencia para cultivar cientos de miles de plantas. Lo que necesitaba era la mejor genética vegetal para cultivar cannabis tailandés.
Los ejecutivos de Humboldt aceptaron ayudar, explicando que la única forma de exportar semillas legalmente era a través de una filial en Canadá.

"Puede que haya algo que funcione increíblemente bien en Tailandia y que casualmente se haya desarrollado en Humboldt o en la zona de la bahía", afirma Nathaniel Pennington, fundador de esta empresa californiana de 21 años, mientras reflexiona sobre las posibilidades. "No hay ninguna razón por la que el cannabis californiano no pueda ser reconocido o tener tanto éxito como otras exportaciones como el vino californiano".
Wisan espera ahora una licencia de importación del gobierno, y cuenta los días que faltan para poder empezar a plantar raíces californianas en la arcillosa tierra roja tailandesa.